¿Quién fue Jenny Leslie Manzo Cortés?
Una vida dedicada a educar, cuidar y dar esperanza.
Una infancia marcada por el amor y la familia
Jenny Leslie Manzo Cortés nació el 21 de mayo de 1968 en Arica, ciudad donde comenzó su historia. Junto a sus padres, Raúl Manzo Figueroa y Marlene del Carmen Cortés, se trasladó a Iquique, lugar que la abrazó por el resto de su vida. Fue allí donde echó raíces profundas en el corazón de su comunidad y donde floreció su vocación por enseñar y servir a los demás.

Formación con vocación y esfuerzo constante
Cursó su enseñanza básica en la Escuela Almirante Patricio Lynch D-90 y su enseñanza media en el Instituto Comercial Baldomero Wolnitzky A-6 de Iquique. Su pasión por la educación la llevó a estudiar en la Universidad de Playa Ancha, donde se tituló como Profesora de Educación General Básica y Licenciada en Educación. Jenny no se detuvo: continuó perfeccionándose, alcanzando un Magíster en Educación y matriculándose en un Doctorado Internacional.
De la zona franca a la sala de clases
Antes de ejercer como profesora, trabajó en la Zona Franca de Iquique (ZOFRI), específicamente en la empresa General Supply Ltda., como cajera y supervisora de módulos. Más tarde fue técnico en párvulos, bibliotecaria y finalmente, profesora de aula, función que abrazó con amor y dedicación durante casi 20 años en el Liceo Los Cóndores de Alto Hospicio, donde dejó una huella profunda.

Maestra de generaciones, con alma maternal
Jenny fue educadora, colega, escritora y formadora de vidas. Sus alumnos la recuerdan por su ternura, vocación, sentido del humor, y su capacidad infinita de dar. Su compromiso con la calidad educativa era incansable: preparó estudiantes para el SIMCE, logrando destacados resultados. Fue también autora de cuentos infantiles, amante de las tradiciones pampinas, y una figura cercana, cariñosa, imposible de olvidar.
Una lucha que no tuvo tregua
Desde muy joven, Jenny fue diagnosticada con una enfermedad autoinmune al hígado, la que deterioró gravemente su salud. Aunque fue declarada prioridad nacional y estuvo en lista de espera para un trasplante, este nunca llegó. Tras 50 días de hospitalización, falleció el 7 de agosto de 2019, demostrando una entereza admirable. Su caso evidenció las falencias del sistema de salud en temas tan sensibles como la donación de órganos.

Un legado que hoy salva otras vidas
Tras su partida, su familia —madre, esposo, hijo y hermanos— canalizó el dolor en acción, fundando la Fundación para el Trasplante de Órganos Profesora Jenny Manzo Cortés. Este proyecto busca acompañar emocional y psicológicamente a pacientes que esperan un trasplante o enfrentan un diagnóstico de cáncer. Jenny no tuvo una segunda oportunidad, pero hoy su legado entrega esperanza y contención a quienes más lo necesitan, reflejando su bondad, carisma y amor por el prójimo.
